Sunday, June 01, 2008

Dulcería y Canciones

¡Tú no puedes ser un retrato!, una historia tan fragante en pensamientos, atada en instantes serenos; un dulce ritmo en los azares, en las rutinas, la melódica alegría en conciertos de pesares.

Una tersa caricia y una mirada traviesa, parece que extiendes tus brazos a mi venida, yo me alegro, ingenuo, cotejo ese gesto de bienvenida. Te inmutas y apareces con esa inefable sonrisa, vuelvo a admirar tu franqueza.

¡yo no puedo hacerte poesía!, no es mi deseo profanar la larga cabellera en versos mal entintados. Eres prosa entallada, delicada y sutil. Yo puedo apreciarte en 7200 segundos, sólo mira... sólo miro el reflejo de tu alma, tan cristalino, puramente delicado; sólo un soplo basta para encantar el aire más cotidiano, ese instante, mil besos (no te tocan) y una hora, y me contagio de brillo...

¿Qué es guardar el silencio?, ¿es atarlo en los rincones?, ¿es ahuyentarlo en nuestras charlas?, es tan sencillo. Guarda un suspiro, mira vamos quédate un ratito conmigo y guardemos el silencio en lo lejano, en el estío. El silencio es inmune, ciertamente, y no soporta la cualidad de sustantivo, porque el silencio es tan necio y se aparta de mí cada que te veo y en ese momento yo puedo hablar sin el permiso de mis labios, soy tan propio y me he dado cuenta que el silencio entorpece, es como el aire en una hoja de hierro, es tan absurdo contigo, es tan amargo...

Pareciera que el silencio se entrelaza con los nervios del alma, toma posesión de ellos y el alma agobiada; entonces, no puedo tomarte en mis brazos y quedarme colmado de tu figura, por ello no puedo brincar en el instante que apareces, ni enjuagarte con las lagrimas que me provocas (son tan pesadas). Y quería invitarte a un festín de abrazos, comer un rato prendido de tus labios, saciar tu cariño, por lo menos compartir el desayuno contigo. Que más da si la amistad, nuestra amistad, solo puede fraguarse de a poquito.

Hoy te tiras en los andares, en un rió de melancolía a lo que llamo apartarse, sois tan fría.
¿Qué os pasa?, ¿Le duele el cariñito...? Trato de encontrarla en lo lejos de su mirada...
Sabes, hay vientos sosos y pesados, muy probable es que de lo lejos se entre mezclen y tropiecen, los vientos que respiramos, que nos soplan, se cargan de tristeza. ¡Pero niña no podemos vivir sin ellos!. Consecuentemente nos hierve la monotonía, se fatiga el alma del disgusto del viento y duramos así por varios días, meses, pero no creo que vidas. Al menos nunca he visto un huracán de agonía, yo creo que esos vientos vienen de la pobreza del hombre, de sus miserias se van ellos, y pérdidos recorren los pueblos y las ciudades; es ahí cuando se mezclan y hoy te tocó uno, seguro uno que se hizo remolino y no te deja, ¡bah! Préndele un cerillo. Y si no consigues alejarlo, te regalo un sorbito de mi aire encantado, que respiro de tus labios cada cuando no estás atrapada en los molinos de lasitud.

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